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lunes, 23 de agosto de 2010

Cuando algo o alguien te dice adiós, nunca sabes si será un adiós temporal o un adiós definitivo, rezamos y deseamos que simplemente sea temporal si verdaderamente queremos a esa persona, pero cuando esa persona te da un adiós definitivo y vuelve días, meses, años más tarde, diciendo que se arrepiente... Todo nuestro mundo se descoloca, todo lo que habías construido hasta ese momento se derrumba ante tus propios ojos, la muralla que rodeaba tu corazón cae lentamente hasta ser sólo escombros, siente una impotencia devastadora. Pero así somos los seres humanos. Después puedes elegir dos caminos... El soñador, volver con esa persona que en el pasado te hizo tan sumamente feliz. O el camino del realismo, sigues adelante en tu vida, con o sin él, pero sin llegar a darle una real importancia. Cuesta, pero, es inevitable. Por orgullo o por tu propia felicidad.
No pienses en los demás, piensa en ti, que los demás ya se ocuparán en pensar en ellos.

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